La gente en general, siempre trata de tener el control de todo, nos gusta saber que va a pasar mañana, leemos el horóscopo, tarot, y cuantas predicciones pueden ir surgiendo, llenamos nuestras agendas de eventos, si podemos llenamos el pc de Post-it. Nos angustiamos si algo nos desordena nuestro calendario y ni hablar de los imprevistos.
Pero siempre fue asi? Que pasa con la gente que vive en pueblos sin tiempo?, en aquellos lugares que no existe mayor tecnología que un horno?
Que pasaría con nosotros? Recuerda una vez que fui a un pueblo, bastante recóndito y que jamás había escuchado de su existencia? Se llamaba Lolol, queda ubicado en la 6ta región, entre Pichilemu y Sta. Cruz, ambas ciudades bastante conocidas, pero Lolol? Me llamó la atención al llegar, que no habían locales, solo una panadería y 1 un alamcen, no habían semáforos, la plaza de armas era del tamaño de un cuarto de la plaza de armas de mi ciudad, y el resto del pueblo eran solo botillerías, y lo peor de todo! La señal de mi teléfono, se iba cada 5 minutos, y debía vivir ahí una semana!!
A pesar de lo terrible que suena, luego no me quería venir, me enamoré del pueblo fugazmente como una adolescente se enamora, pensé que era algo pasajero, pero al llegar a la ciudad me estresé, me cargaba salir y escuchar los autos, me cargaba la TV y dejaba mi celular tirado en cualquier parte.
El punto es, que si se puede vivir sin mayores tecnologías, se puede vivir así, tranquilo, para ayudarnos a enfocarnos en lo realmente importante, en vivir.
Siento que no enfocamos en tantas cosas el día de hoy, que es tanta nuestra necesidad de mantener el control de todo, que cuando por fin llega algo tan maravilloso como el amor, y nos descontrola. Lo primero que hacemos es tratar de controlarlo y no dejarnos llevar por la corriente.
Quiero dar esa lección en estas líneas y dármela a mí, que quiero cruzar el puente y no nadar por las aguas…
